Mientras más rones pruebo más conozco de ron. El ron es una bebida con una tradición de más de dos siglos en Venezuela que lo convierte literalmente en un producto no solo gastronómico sino cultural y cuando hablamos de cultura no se trata solo de lo que consumimos sino de cómo lo consumimos. Ante cada ron, es necesario detenernos en su color y los matices del mismo, los aromas que tiene a copa quieta, aquellos perfumes que emanan después de agitar un poco el vaso o copa o de agregar una pequeña cantidad de agua y, por supuesto, de su sabor. Luego podemos comparar nuestras impresiones con la información del lugar de producción y crianza del ron para tratar de entender la influencia del origen en el producto que estamos bebiendo y, finalmente, podemos evaluar si nos gusta o no. Entonces no se trata solo de probar varios rones sino de, realmente, apreciarlos.
Si tiene más años de añejamiento, es mejor el ron. La realidad es que existen rones y ocasiones. El ron estándar o incluso el licor de ron con menos de dos años de añejamiento, que puede ser el ingrediente perfecto de una Cuba Libre puede resultar demasiado dulce o monótono para tomarlo solo al momento de la sobremesa. Igualmente, el ron añejo que puede ir bien con un chocolate muy oscuro y complejo puede resultar empalagoso con un chocolate de leche o con un bombón de relleno de frutas que tan bien combinan con un ron ultra Premium. Lo mejor es disfrutar sin prejuicio y buscar el ron adecuado para la ocasión en la que lo queremos disfrutar.
Los mejores rones son “como un buen brandy”. Es increíble la cantidad de veces que escuchamos esta frase mientras dirigimos degustaciones y hay demasiadas cosas erradas en ella. En primer lugar, el ron, en tanto bebida noble y con larga historia, merece ser evaluado en sus propios términos, como un destilado que parte de la caña de azúcar, materia prima que le imprime características específicas que son las que identificamos en cada producto. Aparte, está el tema del brandy, un destilado que tiene como materia prima la uva. La realidad es que se produce.
bastante brandy de mala calidad porque, para bien o para mal, no todos pueden ser como los afamados destilados que se producen en las zonas francesas de Cognac y Armagnac. Por lo tanto, comparar cualquier ron con el concepto genérico de brandy es un error tremendo, que se va agravando mientras más complejo es el ron con el que hacemos la comparación. Así que, en resumen, como dice el dicho, al pan, pan y al vino, vino y al ron… ¡ron!
Autor: Jesús Nieves – Instagram: @esnobgourtmet